Marcos Ruíz González y Roberto Carlos Molinuevo han compartido desde muy  óvenes el gusto por la lectura y muy especialmente el género fantástico y de ciencia ficción. Ambos gustan de las nuevas tecnologías y de hecho la trayectoria profesional de ambos se mueve en el campo de la informática, habiendo sido compañeros de trabajo durante varios años. Quizás esta similitud en cuanto a aficiones y trayectoria haya venido determinada por el hecho de haber nacido en la misma ciudad, el mismo hospital y con tan sólo veinticuatro horas de diferencia.
Desde que tiene uso de razón, Marcos es un apasionado de la Historia Antigua: en los grandes imperios de la Antigüedad, desde los albores de la civilización en Oriente Medio hasta el Imperio Romano es donde Marcos se encuentra como pez en el agua. También gusta de las distintas mitologías clásicas, especialmente de la grecorromana y de las de los antiguos pueblos del norte de Europa. Por su parte Roberto es aficionado a las ciencias, siendo la geografía y la astronomía los campos donde más cómodo se encuentra.
 Roberto y Marcos se conocen desde los días de instituto y consolidaron su amistad con el paso de los años. Tras comprobar ambos que compartían la inquietud común de plasmar por escrito aquellas historias que surgían de sus cabezas, decidieron cooperar en un proyecto común, el cual debido a las respectivas obligaciones familiares y laborales de sus autores ha ido avanzando despacio, pero que finalmente llegó a buen término.
Ahora, después de haber dejado atrás una ingente cantidad de problemas, desvelos y horas de trabajo, sus autores se enorgullecen de presentar el fruto de su colaboración. El Festín de la Muerte fue la primera novela de la saga La Leyenda del Historiador, a la que sigue El viaje de las mil naves, y otras dos que cerrarán la tetralogía