Con estirpe paraguaya. Amante de la luna, la lluvia y la música, con dotes en el violín. Su curiosidad por la escritura siempre estuvo acechando, pero no hace menos de un año que floreció y echó raíces. Se terminó convirtiendo en su pasión, y tras recuperarse de un coma, no permitió que le parasen los pies y continuó escribiendo poemas de los sentimientos que le abundaban.
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