Voz patagónica de las letras argentinas, vio su primera luz en Buenos Aires en 1965 y encontró su hogar en la inmensidad de la Patagonia desde hace cuatro décadas. Viuda y matriarca de cuatro hijos, ha tejido su vida con la misma pasión con que entreteje sus relatos. Su pluma se nutrió en talleres de narrativa y ha sido reconocida con menciones honoríficas por su contribución literaria. Sus historias, ecos de la rica tapestría cultural patagónica, han hallado su lugar en la prestigiosa antología de la biblioteca Agustín Álvarez de Trelew, ganándose un sitio en el panorama literario de su amada región.